El legado de fe de nuestros antepasados

En cualquier momento en que abrimos las páginas de la biblia, abrimos nuestras vidas a la posibilidad de aprender acerca de Dios y sus caminos.

Pero no es el conocimiento intelectual lo que nos acerca a Dios. Es el Espíritu Santo, el que nos atrae a él con su poderosa gracia, y a partir de ahí obtenemos el entendimiento.

En ciertos aspectos, el Antiguo Testamento refleja nuestras propias experiencias humanas. Nos encontramos con el gozo y la tristeza, la victoria y la derrota, que son tan comunes en nuestras vidas.

Hallamos esperanzas para el hoy y promesas para el mañana. Es en el Antiguo Testamento en donde descubrimos el legado de fe que nos ha sido entregado a lo largo de muchas generaciones.

En ciertos aspectos, el Antiguo Testamento refleja nuestras propias experiencias humanas.

Cómo traer el “entonces” al “ahora”

¿Cómo podemos ayudar a los jóvenes a digerir la riqueza de conocimientos que se encuentra en el Antiguo Testamento?

¿Cómo hacer para que conecten el “hace mucho tiempo atrás” con el “aquí y ahora”?

¿Cómo podemos hacer que el Antiguo Testamento sea relevante para las vidas de los adolescentes y jóvenes?

Primer principio: Presenta la Palabra de Dios.

Los adolescentes necesitan luchar personalmente con las Escrituras. Cada estudio debe estar orientado a que ellos profundicen en un pasaje específico para descubrir su significado.

Los chicos tienen hambre de un mayor conocimiento de la Biblia, pero desechan la “comida” cuando esta es rancia y no tiene sabor.

Los estudios no deben “suavizar” el texto bíblico, antes, la meta de cada uno es que el Espíritu Santo utilice las Escrituras tal cual están escritas para profundizar el entendimiento que los jóvenes poseen de la Palabra de Dios.

Segundo principio: Ayuda a los adolescentes a relacionar la Palabra de Dios con sus propias vidas.

Ellos necesitan ver la relación entre el drama del Antiguo Testamento y sus propias vidas. Para cubrir esta brecha, cada estudio debe presentar una “experiencia” que les ayude a aplicar la Biblia a sus vidas. Por ejemplo, los adolescentes aprenderán personalmente lo que es la adoración, al preparar y dirigir una reunión de celebración.

Tercer principio: Deja que el Espíritu Santo obre.

Es el Espíritu Santo de Dios el que les da poder a los jóvenes y los lleva a esos momentos de descubrimientos que les hacen exclamar: “¡Ah!” (ahora entiendo).

Si creamos una atmósfera en la que Dios pueda obrar, permitiremos que los adolescentes aprendan más de lo que jamás podríamos enseñarles nosotros.

En cada estudio, dales a los jóvenes la oportunidad de pensar en lo que han aprendido. Este tiempo vital permite que el Espíritu Santo guíe a los adolescentes hacia nuevos descubrimientos sobre Dios y sobre ellos mismos.

Cuarto principio: Enséñales a los chicos el “cuadro completo”, no solamente pantallazos.

Como maestros de la palabra, debemos hacer énfasis en la totalidad del Antiguo Testamento. ¿Por qué? Porque sólo después de luchar con todas las piezas uno puede entender cómo se arma el rompecabezas.

Los adolescentes quieren saber cómo encajan todas las partes de la Biblia. Ellos necesitan ver la conexión entre Abraham y Moisés, entre Jacob y el rey David.

Los estudios deben brindar una visión general de la historia del Antiguo Testamento, en un vocabulario que los adolescentes pueden entender. Céntrate en temas del Antiguo Testamento en los cuales los jóvenes puedan sentirse identificados, como el perdón, la amistad y la presión de los amigos, enseñando todo el consejo de Dios en cada situación.

Quinto principio: Utiliza diversas experiencias de aprendizaje.

Las mentes en edad de crecimiento necesitan variedad. Utilizar el mismo sistema de enseñanza todas las semanas hará que el interés se apague y no los mantendrá despiertos.

La Biblia ofrece incontables experiencias de aprendizaje en potencia que puedes aprovechar. Una variedad equilibrada de experiencias de aprendizaje mantiene despierto el interés de los adolescentes y les hace desear más.

Cómo prepararse para estos estudios

Ningún material, por sí solo, puede hacer todo lo necesario para que los estudios bíblicos logren un buen resultado. Tu liderazgo y una buena disposición para hacer tu estudio bíblico personal, jugarán un importante rol para determinar el éxito de estos estudios.

Utiliza estas sugerencias para aprovechar al máximo Divertidos y Creativos Estudios Bíblicos sobre el Antiguo Testamento:

1. Estudia el Antiguo Testamento. Familiarízate con los pasajes y el material de cada estudio. Sé constante en el estudio. Esto te beneficiará a ti mismo y a tus alumnos.
2. Utiliza libros de referencia bíblica. Los siguientes recursos pueden ser de gran utilidad:
   (1) un comentario bíblico; (2) un diccionario bíblico; (3) un atlas bíblico; y
   (4) un manual bíblico.
3. Ora para que el Espíritu Santo obre en tus chicos. Ora osadamente. Pídele a Dios que les dé a los jóvenes un deseo de la Palabra que nunca se acabe. Ora para que Dios te utilice en una forma que nunca hayas experimentado antes. Planifica cada estudio en oración, sabiendo que no eres tú quien cambia a las personas. ¡Dios es quien lo hace!
4. Desafía a tus alumnos a aprender y a crecer junto contigo. Pídeles que preparen y dirijan las lecciones. La participación de los adolescentes en la conducción de los estudios fortalecerá su crecimiento y su compromiso.
5. Adapta los estudios a las necesidades específicas de tu grupo. No limites estos estudios a las reuniones de jóvenes. También son excelentes para reuniones de compañerismo, para la Escuela Dominical, retiros, talleres, campamentos, etc.
6. Haz interesante el ambiente donde se realizan los estudios. Crea un ambiente inspirado en el Antiguo Testamento en el lugar de reuniones. Usa una vestimenta acorde con el estudio que corresponda. Para el refrigerio, consigue comida del Medio Oriente. Inventa un ambiente desértico con un cactus y una tienda. Como música de fondo, utiliza melodías orientales.