Podemos alabar y honrar a Jesús en nuestras vidas diarias.
Las calles de Jerusalén estaban llenas. Un desfile de personas, ramas de palmas y alabanzas llenaban la ciudad con entusiasmo.
Jesús entró a la ciudad montado en un pollino como el profeta Zacarías había dicho. Los discípulos se admiraban de las alabanzas ofrecidas a su Maestro.
La gente colocaba sus abrigos en el camino y gritaban hosanas en alabanza. El reino de Dios estaba al alcance de la mano.
Todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo para ofrecer alabanza en honor a la entrada de Jesús a Jerusalén.
Alabanza y honor llenaron las calles ese día en la vida de Jesús. Pero, ¿pueden la alabanza y el honor ir más allá de las paredes de la iglesia hoy en día?
Los niños aprenden canciones de alabanza en la escuela dominical, pero es afortunado el niño quien es enseñado a alabar y a honrar a Jesús en casa.
No todos los niños tienen este privilegio.
En esta lección, los alumnos descubrirán formas de alabar y honrar a Jesús en sus vidas diarias.